El piano Bogányi
El piano del futuro más sexy y elegante
El pianista húngaro Gergely Bogányi ha declarado recientemente haber tardado 10 años en diseñar y desarrollar este nuevo modelo. La idea de rediseñar un instrumento tan clásico como el piano puede parecer una tarea meramente éstetica, pero Bogányi arrancó este proyecto movido por elementos técnicos, ya que creía firmemente que los diseños tradicionales tenían carencias y que podría conseguirse una mejora en la calidad de sonido a través de un nuevo diseño.
Según declaraciones del propio Bogányi a la revista Today’s Zaman: “El piano se inventó hace 300 años. Pese a que ha habido modificaciones, nunca cambios sustanciales en la construcción del piano durante los últimos 100 años. Por esta razón, hablé con numerosos amigos acerca de las limitaciones y problemas [mecánicos y físicos] con los que había que lidiar, y todos coincidimos en que solucionarlos era primordial».
10 años de desarrollo
El piano de Bogányi posee un diseño de dos piernas que recuerda a una «V» si se observa desde el perfil. Este moderno diseño tiene también un sentido práctico, ya que hace que las ondas sonoras emitidas por el instrumento no queden obstruidas y lleguen más nítidas al público. Entre las 17 modificaciones que se han implementado, también se encuentra el añadir dos teclas nuevas en la zona más grave, incrementando así el número de teclas de 88 a 90. La estructura de hierro fundido del piano, que antes suponía una forma complicada para el diseño, ha sido separada en localizaciones estratégicas, de manera que permite tanto al pianista como a la audiencia recibir más y mejor el sonido. El piano se compone de menos madera y más fibra de carbono, reduciendo así los problemas asociados a la madera por diferentes circunstancias de humedad o temperatura, ls cuales pueden causar a la larga diferentes problemas relacionados con la afinación del instrumento.
Numerosos talentos del mundo del piano han colaborado en el proyecto, como la técnica senior Attila Bolega, el diseñador industrial Péter Üveges y el técnico József Nagy. Karoly Reisinger, CEO de la tienda de reparación de pianos de Nueva York también se incorporó al proyecto en cuanto escuchó hablar de él.